(Fotos al final)

A nuestro abuelo Moro

 

 

Querido papi: hace ya cinco años que nos dejaste a todos solos , perdidos, porque no sabíamos que hacer sin ti. Para nosotras fuiste un padre: hemos crecido a tu vera, nos has inculcado valores y principios que eran innatos en ti porque eras un gran hombre, el mejor hombre del mundo, y como no, el mejor abuelo.

 

       Hemos crecido disfrutando de tu amor, viendo como te desvivías por nosotras, como te cambiaba el rostro cuando llegábamos a casa, y tu te sentabas allí preguntándonos que tal el día. Sabíamos que contigo no nos iba a faltar nunca nada, por eso cuando te fuiste te llevaste un gran pedazo de nuestras vidas. Ese día nos dejaste huérfanas, vacías, porque no esperábamos que el desenlace estuviese tan cerca. Queríamos tenerte para siempre y como te creíamos el mejor, confiábamos en que podrías ganarle el partido al cáncer con una gran goleada pero, por desgracia, no fue así. Ese maldito te llevo para siempre pero, ¿ Sabes qué ? creemos que Dios quiere a las buenas personas a su lado, y por eso te llevó tan pronto. No pasa un día en que no nos acordemos de ti, y siempre con tu sonrisa y tus dichos que alegraban las comidas, las charlas, los días, y en definitiva, nos alegraban la vida. Eras un abuelo ejemplar y como hemos podido comprobar con tu partida, aunque ya lo sabíamos, un hombre extraordinario y querido por mucha gente.

 

       No queremos olvidarnos de tu otra gran pasión : el hockey al que dedicaste gran parte de tu vida, ni de tu otra gran familia: la Cibelista. Hemos crecido viéndote disfrutar con cada partido y escuchándote hablar orgulloso de tus “chavales” así como presumir de la amistad de todas esas grandes personas que forman la familia Cibelista a lo largo de toda tu vida en el Club. Por ello queremos agradecer a toda la plantilla del Cibeles (actual Esfer) desde los más “veteranos” hasta la plantilla actual lo que te querían y te quieren, bien lo han demostrado. Sólo esa desgarradora enfermedad se atrevió a separarte de ellos pero tú te llevaste a tu Cibeles del alma y a toda su gente en lo mas profundo de tu corazón. Ellos tampoco te olvidan, todos los años te tienen presente en la gala anual del equipo y sabemos que tú también se lo agradeces desde donde quiera que estés.

 

       No nos ha quedado otro remedio que acostumbrarnos a vivir sin ti, es muy difícil pero a veces nos sentimos aliviadas pensando en que, el tiempo que viviste, fuiste el abuelo más feliz. Disfrutabas con cada uno de nuestros triunfos y te perdiste uno que te hacía mucha ilusión: vernos en la universidad. Ese mismo año lo conseguimos y te lo dedicamos.

 

       Has sido un marido insuperable, un padre impagable y un suegro protector que no conocías el término “hijo político”, porque eras un segundo padre. Aunque quizás no es del todo correcto por nuestra parte, ya que la pasión nos puede hacer ser poco objetivas, queremos pedirte que para nosotras fuiste la mejor persona del mundo, irradiabas bondad y cariño y por eso eres nuestro “mito”, ya que siempre intentamos ser como tú en ese afán que todo humano tiene de querer ser mejor.

 

       Has sido un abuelo ejemplar al que admiramos y al que tendremos por referencia cuando nosotras seamos abuelas. Será suficiente con que nuestros nietos nos quieran la mitad de lo que nosotras te queremos. Damos gracias a Dios por darnos un abuelo como tú, por regalarnos 18 maravillosos años contigo y por poder decir orgullosas que somos nietas de Moro. Ese es nuestro mayor triunfo. Eres un privilegio de abuelo. Te queremos y te querremos por siempre Papi.

 

Adriana S. Moro y Andrea G. Moro.

 

José Antonio Moro Campa fue delegado

permanente del Club Patín Cibeles durante más de 40 años

 

 

 

 

 

 

 

ZVolver